Ayer tuvimos una visita muy especial, el Dr. del Trigo acudió a nuestra clase para enseñarnos muchas cosas sobre el cuerpo humano y su profesión.
Nos explicó cómo funciona el cerebro y que éste está constantemente intercambiando señales con otras partes del cuerpo. Gracias a él pensamos, hablamos, nos movemos y sentimos. Por ejemplo; cuando andas, corres o saltas, es porque el cerebro ha dicho a tu cuerpo que se mueva.
Como lo que más le interesaba a los niños era conocer cosas sobre la sangre, les contó que en las láminas que tenemos en clase y las que nos regaló él, aparecen de dos colores, y esto es debido a que unas son venas y otras arterias.
Si cerramos nuestra mano, podemos comprobar cuál es el tamaño de nuestro corazón, pues es del tamaño de nuestro puño.
Si corremos nuestro corazón late más deprisa.
Nos habló que tenemos músculos en todo el cuerpo y gracias a ellos nos movemos. Si hacemos ejercicio a menudo, nuestros músculos se fortalecerán. Si no tuviéramos huesos y músculos seríamos como marionetas y no podríamos mantenernos en pie.
El Dr. del Trigo, papá de Manuel, venía cargadito de los utensilios que utiliza en su consulta, de su maletín sacó un instrumento que también tenemos nosotros en nuestro Rincón de los médicos, el fonendoscopio. Los niños ya sabían para qué se usaban, pero amablemente nos hizo una demostración.
Primero auscultó a Manuel y le dijo que era un niño muy sano, su corazón se escuchaba muy bien.
Después fue él, el que fue auscultado por Lola, para que así ella pudiera escuchar el corazón.
Los niños y niñas de la clase verde y la seño te damos las gracias por tu exposición magistral.
Si cerramos nuestra mano, podemos comprobar cuál es el tamaño de nuestro corazón, pues es del tamaño de nuestro puño.
Si corremos nuestro corazón late más deprisa.
Nos habló que tenemos músculos en todo el cuerpo y gracias a ellos nos movemos. Si hacemos ejercicio a menudo, nuestros músculos se fortalecerán. Si no tuviéramos huesos y músculos seríamos como marionetas y no podríamos mantenernos en pie.
Primero auscultó a Manuel y le dijo que era un niño muy sano, su corazón se escuchaba muy bien.
Después fue él, el que fue auscultado por Lola, para que así ella pudiera escuchar el corazón.
También nos dijo que a su consulta acuden niños porque tienen fiebre o le duele la garganta.
Entonces él tiene que ponerse los guantes, coger un depresor, y una linternita para ver el interior de la boca.
¡Ha sido tanto lo que hemos aprendido que quisimos ponerlo en práctica!
1 comentarios:
Seguro que los niños no perdieron detalle. Da gusto tener papis así.
Un beso.
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